1º Premio de la VI Bienal de Arquitectura Caribeña, 2007, organizada por la Federación Caribeña de Asociaciones de Arquitectos.

cubo Nº 1

Una vez escuché a Kenneth Frampton decir que el el proyecto más potente de Villanueva era el del Pabellón de Venezuela en la Feria Mundial Habitat 67, de Montreal. Frampton hacía referencia a la manera de cómo le impactó la sencillez de esos cubos de colores en un ámbito ferial de gran estridencia, donde cada una de las arquitecturas luchaba por sobresalir.

Ciertamente, Villanueva nunca antes había apostado con tanto énfasis por una arquitectura de mínima retórica pero de máxima expresividad en un contexto de muy difícil interpretación, donde se definió, al mismo tiempo, una muy interesante experiencia espacial y sensorial al interior de los 3 cubos que conformaban el pabellón.

Villanueva llamó a colaborar al músico Antonio Estévez y al artista cinético Jesús Soto, para producir un resultado todavía hoy muy poco documentado y difundido en los medios de la critica.

Estévez compuso para ser escuchado por el visitante al Pabellón, una pieza de música serial que acompañaba las intenciones de Soto por desmaterializar su propia obra, en un penetrable que quiso parecerse a una selva del trópico venezolano.

Se trató de dos contribuciones artísticas fundamentales para la cualificación de la arquitectura  ferial de Villanueva, que hicieron del Pabellón en el recinto de la Expo 67, uno de los más formidables esfuerzos por la integración de las artes en el marco de la cultura moderna.

 

 

cubo Nº 2

Hay otros cubos en la historia reciente de la arquitectura en Venezuela: recuerdo los cubos de Alejandro Stein, para el concurso del Centro Cívico de San Cristóbal, en los años 70. Para ese mismo concurso recuerdo también unos cubos de Oscar Tenreiro. Sin embargo, me resultan más familiares los tres cubos del proyecto del Teatro Popular de Caño Amarillo, Caracas, también de Oscar Tenreiro. Mi primer trabajo como arquitecto fue hacer un corte fugado de ese edificio del Teatro de Caño Amarillo. Por fuera parecían tres cubos separados, por dentro eran una continuidad espacial.

cubo Nº 3

La Villa del Cine es un establecimiento de apoyo a la industria cinematográfica, que se ubica a veinte minutos de la ciudad de Caracas, en un suburbio de la población de Guarenas, al lado de la autopista Antonio José de Sucre, la cual conduce hacia el oriente del país.

Una autopista, como la autopista a oriente, de acuerdo a Marc Augé, es un no-lugar, un espacio del anonimato, que postula la ausencia de signos de significación. Teniendo la Villa del Cine como contexto inmediato una autopista, nos propusimos que la Villa debía tener, al menos, dos niveles de comunicación semiótica. Uno, para el viandante que transita por la autopista; y el otro, para el usuario cotidiano, el visitante, que va a usar los servicios que ofrece el conjunto. La piel de lámina metálica perforada, que envuelve las tres edificaciones del conjunto cumple con varios objetivos arquitectónicos. Con relación a la estrategia comunicacional, la piel homogeniza la apreciación que se tiene del conjunto edificado desde un vehículo que se transita a muy alta velocidad por la autopista. detrás de la piel de lámina metálica perforada se alojan, en los estudios de cine, las diversas e innumerables instalaciones mecánicas y eléctricas que acompañan la principal función del programa. Esta decisión recuerda la relación de los espacios sirvientes y servidos de Kahn. Por otra parte, en los espacios donde hay luz natural la lámina metálica perforada funciona como un difusor de la luz, como un velo que atenúa la incidencia directa del sol.

Con la Villa del cine se produce un acto funcional en esos territorios ausentes de la ciudad.

Las decisiones iniciales definen las características, no solamente del conjunto edificado en cuestión sino también de las arquitecturas que deben venir posteriormente.

La Villa del Cine se formula como una ciudadela, cerrada sobre sí misma, que dispone tres edificaciones de planta cuadrada, que se organizan reproduciendo una especie de damero urbano.

Dos cubos exactamente iguales, alojando, bajo estructuras de grandes luces, los estudios de cine. El tercer cubo, que es el más cercano a la autopista, revela sus entrañas y toda la estrategia constructiva, alojando las actividades de administración y post-producción.

 

cubo Nº 4

La presencia del cuarto cubo es virtual. El cuarto cubo no existe. Se optó por el vacío para que fuera ocupado por un jardín, como vacío, es el espacio necesario para apreciar las otras tres presencias arquitectónicas. Sin el vacío no hubiera ciudadela como tal, así como no habría ciudad sin la presencia del espacio público. Dicho de otra manera, la materialidad, lo construido, la presencia de la arquitectura, se explica, efectivamente, en la confirmación positiva del vacío. Ciertamente, son inseparables.

 

Arquitectura: Carlos Pou Ruan / Lucas Pou Ruan

Coordinación Técnica: Kenneth Díaz

Colaboradores: María Ferro, Oscar Vivas, Eliana Colmenares, Yaireth Revilla, Juan Carapaica, Katherine Fernández.

Estructura: Denis Rodríguez, José Bolívar.

Instalaciones eléctricas: Richard Méndez, Víctor Pinto.

Instalaciones Sanitarias: Martha González, Pedro Lazo.

Instalaciones Mecánicas: Marcell Paredes.

Asesor Acústico: Bruno Taconi.

Fotografías: Ricardo Fajardo / Rafael Fajardo

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