María Christina Silva-Arenas

Ubicado al lado del edificio del antiguo Hospital General, diseñado en el siglo XVIII por Fernando Sabatini, se erige  esta obra del arquitecto francés Jean Nouvel, considerada como transformadora de la complejidad urbanística de la zona.

En el año 1999, el arquitecto francés Jean Nouvel, gana el concurso de arquitectura para la ampliación del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía.

Conformado por tres volúmenes que conforman una Plaza Central y que, según el propio Nouvel, se complementan y dialogan constantemente con el museo: “Cada uno de los volúmenes tiene un programa dominante. Al sur, el primero es el de la biblioteca; el segundo, al oeste es el de los encuentros: auditorio, sala de protocolo, bar y restaurante,  y el tercero, al norte, es el de las exposiciones temporales, el único que está conectado directamente con la matriz del museo. Todos ellos terminan en unas terrazas, que son una invitación a crear acontecimientos”.

Desde la calle, la primera impresión que tenemos cuando nos encontramos ante  los dos edificios que conforman el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, es de un contraste tal, que pareciera que se tratara de edificaciones que albergan entidades diferentes.

La piedra del edificio de Sabatini contrasta con el vidrio y el acero del edificio de Nouvel, pero que gracias a la gran cubierta volada roja que los une y que cobija la Plaza Central como un espacio de reconciliación único que sirve de ante sala a este espectáculo arquitectónico, y que recuerda al visitante que está velando por él, reconcilia cualquier disputa que pueda existir.  La ciudad se ve reflejada en forma invertida en esta ala.

Este contraste entre los dos edificios fue abordada por Nouvel al ser criticado por lo que para muchos fue catalogado como una ruptura y a lo cual expresó “El museo de hoy en día es un lugar en el que se pretende hacer compartir sensaciones y emociones. Los nuevos edificios, con una estética propia de de principios de siglo XXI, asumen una arquitectura relacionada con un capital de belleza e historia contenido en el edificio de Sabatini.” “Para algunos esta, propuesta es una fractura respecto a la idea tradicional del museo, pero en realidad es todo lo contrario”

Y esto se ha evidenciado desde su inauguración con la vida que ha tomado el edificio.

Un material de fibra de vidrio de tono rojizo, el composite, reviste el edificio del auditorio, un material novedoso que comparte con otros más comunes pero con un diseño de avanzada.

La Plaza Central sirve de acceso principal y en ella podemos apreciar la escultura “BROCHAZO” de Lichtenstein, desde allí se accede al edificio de la biblioteca, a los 2 auditorios y a las salas de exposiciones.

Esta ampliación alberga dos auditorios, uno con capacidad para 500 persona y otro con capacidad para 200. La biblioteca tiene 100 puestos de lectura, una de las mayores de Europa. Las salas de exposiciones tienen una 1.200 metros cuadrados y la otra 1.800 metros cuadrados. Con esta ampliación el Museo aumento su área a 84.048 metros cuadrados.

En los techos de dos de los edificios que conforman el conjunto se encuentran varias terrazas públicas en las que se puede contemplar las cercanías del museo. En la parte baja se encuentra el restaurant más en diálogo constante con la calle. En el año 2008 el arquitecto Jean Nouvel fue galardonado con el Pritzker de Arquitectura, considerado como el Nobel en esta disciplina.

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