Por Ángel Silva-Arenas

En la actualidad uno de los estados emocionales que más experimentan  las personas es aquel vinculado a la desesperanza, una suerte de perdida de la motivación, de la ilusión  de poder alcanzar  los sueños y metas,  que los induce a renunciar a la posibilidad de que las cosas salgan bien.

Una desesperanza producto de experiencias no gratificantes, que pueden resultar dolorosas o  desalentadoras. Circunstancias  como  enfermedades, problemas de salud, limitaciones económicas, mudanzas, rupturas sentimentales,  escollos profesionales, pérdidas de algún ser cercano, realidades sociales que frenan el crecimiento personal, entre otras,  hacen que  piensen que la vida se torna gris,  dejándolos  con una angustia que los paraliza,   con ganas de no hacer nada, porque creen que no pueden salir de esa situación.

Sin embargo,  la solución no es esa. Ya que lo primero que se debe  concientizar es que esa desesperanza es solo una percepción, un pensamiento de imposibilidad de logro,  según el cual supuestamente no hay qué hacer, una especie de abandono al juego.

Nada más lejos de la realidad. La desesperanza es un estado psicológico, es decir: mental y emocional, y no de una realidad tangible. Hay que entender que todo pasa y cada día es una oportunidad para que sucedan cosas,  lo que significa la posibilidad cierta de nuevas fórmulas y alternativas. Por supuesto, su aprovechamiento está en nuestras manos.

De igual manera, es necesario  dirigir la atención en nuestros recursos, dones, talentos, vale decir, enfocarnos en las herramientas que tenemos a nuestro alcance para modificar esa realidad, en lugar de centrarnos en los problemas y consecuencias negativas.

También es recomendable cambiar el punto de vista de ver y analizar  la situación que nos agobia,  indagando formas creativas y nuevos ángulos, así como  buscar en experiencias de otros  conductas que hayan tenido éxito para salir del problema.

Dile adiós a la desesperanza

Otras formas de superarlo

  • Acepta la realidad sin evadirla ni negarla, esto te permitirá considerarla con los pies puestos en la tierra y tener más sensatez en tus acciones.
  • Compartir nuestro estado de ánimo con otra persona es siempre una buena opción,  particularmente cuando se trata de un familiar y amigo con el que tenemos confianza, su opinión o consejo puede ser de gran utilidad.
  • Define una estrategia a seguir, y realízala paso a paso.
  • Regálate un momento para realizar aquellas cosas que te gustan o apasionan, una oportunidad para salir momentáneamente de la situación,  disfrutar de cosas sencillas y que te revitalicen de energía.
  • Si crees que no puedes solo, busca una ayuda especializada, un profesional que pueda orientarte a salir de ese estado, especialmente si estás deprimido.

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