Por Ángel Silva-Arenas
En el mes dedicado a la mujer, les presentamos la semblanza de una las más famosas novelistas de nuestra nación.
Una de las escritoras insignes de las letras venezolana es, sin lugar a dudas, Teresa de la Parra, considerada junto a Rómulo Gallegos, la novelista más importante del siglo XX en nuestro país.
Aunque nació en París, el 5 de octubre de 1889, siempre declaraba orgullosa su condición de mujer perteneciente a esta Tierra de Gracia. Su padre fue Rafael Parra Hernáiz, quien era cónsul de Venezuela en Berlín y su madre, Isabel Sanojo Ezpelosín de Parra, quien pertenecía a una rancia familia de la sociedad caraqueña. Su tatarabuela, Teresa Jerez de Aristeguieta, fue prima de Simón Bolívar y madre del general Carlos Soublette.
Su infancia y adolescencia marcaron su existencia. No en vano, los recuerdos de las vivencias en la hacienda familiar de Tazón, darían vida a la hacienda Piedra Azul, ese encantador lugar que detalla en una de sus más emblemáticas obras: Memorias de Mamá Blanca (1929). De igual modo, su internado en España, en el Colegio del Sagrado Corazón de Godella, se convertiría en el marco formativo de la irreverente protagonista de su famosa novela Ifigenia (1924), María Eugenia Alonso, y donde manifiesta su moderado ideario feminista, que traduce su inquietud por el valioso y progresista papel de la mujer en la sociedad.
Para 1915, sus primeras incursiones literarias, cuentos breves de cortes fantásticos, fueron publicados en revistas parisinas y medios nacionales, como El Universal y la revista Lectura Semanal, bajo el seudónimo de Fru-Fru (Un evangelio indio: Buda y la leprosayFlor de loto: una leyenda japonesa). En 1920 publica en la revista Actualidades –dirigida por Rómulo Gallegos– su “Diario de una caraqueña por el Lejano Oriente”, a partir de las experiencias vividas por su hermana.
En 1923 se traslada a París y en 1924 se edita. bajo el seudónimo de Teresa de la Parra, su primera y más famosa novela, Ifigenia. En 1927, viaja a Cuba para representar a Venezuela en la Conferencia Interamericana de Periodistas con una alocución «La influencia oculta de las mujeres en el continente y en la vida de Bolívar». Posteriormente, fue invitada por el gobierno de Colombia para dictar en ese país una serie de conferencias que tienen como tema la «Importancia de la mujer durante la Colonia y la Independencia». En 1928 regresa a Europa.
Afectada por la tuberculosis, Teresa de la Parra murió el 23 de abril de 1936 en Madrid, España, en compañía de su madre, su hermana y su pareja Lydia Cabrera, antropóloga y escritora cubana.
El estilo literario de Teresa de la Parra se caracteriza por su transparencia, donde se mezcla el criollismo venezolano con la influencia de las letras europeas. Su obra es una puerta abierta hacia el pasado, uno que se nutre de su historia y relatos familiares, además de manifestar un particular feminismo donde reivindica la libertad.
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