Por Ángel Silva-Arenas. Fotografía: 800-Christy
La tarde empieza a caer, no así la angustia y la incertidumbre, esa que juega y gana la partida a la desesperanza en la psiques colectiva de una ciudad enrarecida y estremecida por los desatinos de algunos que, bajo la égida del poder otorgada alguna vez por el pueblo, hacen de las suyas olvidándose de éste, de cómo suenan sus tripas cuando el hambre devora y la salud empieza a merodear las puertas de la muerte, de cuáles son sus sueños o esas demandas del alma que antaño hablaban de ganas de echar pa ´lante, de progreso y bienestar.